Cognitivismo

La psicología cognitiva, contrariamente a lo que comúnmente se suele creer no se originó en la década de los años sesenta, sino mucho antes como disciplina de la psicología experimental y de la psicología evolutiva.

En la tradición experimentalista destaca, especialmente, el inglés F.C. Bartlett. En su obra "Recordando" de 1932, desarrolla una explicación constructivista de la memoria, concepción que se anticipó casi cuarenta años a las teorías de los esquemas cognitivos actuales.

En la tradición de la psicología evolutiva J.Piaget (1896-1980) dedicó prácticamente toda su obra al estudio del desarrollo cognitivo, sobretodo del pensamiento y la inteligencia. Para Piaget el individuo va organizando su experiencia y conocimiento en esquemas cognitivos que a través de dos procesos fundamentales (asimilación y acomodación) se vá modificando. El proceso de desarrollo se inicia a partir de esquemas "sensomotrices" donde el conocimiento está ligado a la acción directa, y termina en los esquemas de las "operaciones formales" donde se han logrado niveles de abstracción más desligados de la experiencia inmediata.

En los años sesenta, gracias al influjo de la teoría de la información, la teoría de la comunicación, la teoría general de sistemas y sobre todo el desarrollo de los ordenadores, la psicología en general se hace cognitiva (habría que decir con más exactitud "se reconstruye como cognitiva", si tenemos en cuenta los antecedentes anteriormente expuestos). Se concibe al ser humano no como un mero reactor a los estímulos ambientales, sino como un constructor activo de su experiencia, un "procesador activo de la información" (Neisser, 1967).

El interés por los procesos cognitivos es inherente al desarrollo del modelo, especialmente los procesos mentales superiores (atención, lenguaje, pensamiento inteligencia). Esta perspectiva:

1.            Considera a la persona como un agente activo. Es un sujeto que procesa la información, es decir, selecciona, codifica, transforma y recupera la información proveniente del exterior como la que proviene de su medio interno (Ibáñez y Belloch, 1983).

2.            Otorga a las variables cognitivas (memoria, atención percepción,...), un valor de gran importancia en la determinación de la conducta del individuo. Se considera que la conducta está influida por una serie de procesos y estructuras mentales internas, es decir, "es una función del mundo cognitivo de la persona" (Fernández - Ballesteros, 1992).

3.            No se niega la importancia del aprendizaje, pero, se admite cierto potencial biológico, así como una cierta independencia del funcionamiento cognitivo con respecto a las variables del ambiente. El sujeto cuenta con planes y propósitos que van más allá de la simple conducta mostrada (Mayor, 1980)

4.            La conducta humana está mediada por el procesamiento de información del sistema cognitivo humano.

5.            Se distingue entre procesos (operaciones mentales implicadas en el funcionamiento cognitivo) y estructuras (características permanentes del sistema cognitivo).

6.            Se proponen cuatro categorías generales de procesos cognitivos: atención (selectividad asimilativa de los estímulos), codificación (representación simbólica de la información), almacenamiento (retención de la información y recuperación (utilización de la información almacenada).

7.            Se destacan tres estructuras cognitivas: Receptor sensorial (recibe la información interna y externa), una memoria a corto plazo (que ofrece una retención a corto plazo de la información seleccionada) y una memoria a largo plazo (que ofrece una retención permanente de la información).

En resumen, la persona no es un reactor al ambiente (conductismo) o a fuerzas organísmicas biológicas (modelo psicodinámico), sino un constructor activo de su experiencia, con carácter intencional o propositivo.

En resumen, no son los acontecimientos externos por lo general (salvo eventos externos o internos extremos: p.e "terremoto", "dolor extremo") los que producen las consecuencias conductuales, emocionales y cognitivas. Más bien el propio sujeto, aplicando su proceso de valoración personal sobre esos eventos, es quién en ultima instancia produce esas consecuencias ante esos eventos.

El que esos eventos tengan una mayor o menor resonancia en sus consecuencias, es decir produzcan estados emocionales perturbadores extremos e irracionales o racionales dependerá fundamentalmente de las actitudes valorativas (creencias) de ese sujeto particular.

Esos acontecimientos serán valorados en tanto y en cuanto impliquen a las metas personales del sujeto. Ahora bien esas metas podrán ser perseguidas de modo irracional, produciendo un "procesamiento de la información absolutista" y consecuencias psicológicas trastornantes, a bien siguiendo un "procesamiento de la información preferencial" (Campell,1990) y consecuencias emocionales saludables. El que predomine uno u otro "procesamiento de la información" hará que el perfil "salud psicológica/trastorno psicológico" varíe en cada caso.

La evaluación...

El objeto de evaluación de la psicología cognitiva es el conocimiento de los procesos cognitivos que median sobre la conducta. En un sentido estricto hace referencia al conjunto de los procesos cognitivos, y en un sentido amplio a qué papel juegan éstos en la determinación de la conducta. El objetivo básico es conocer cómo piensa el ser humano. Se trata de entenderlo como un sujeto que dispone de planes y esquemas que puede usar en distintos momentos y de distinta forma.

Desde esta perspectiva se plantea como unidad de análisis las estrategias usadas para resolver tareas cognitivas; analiza las correlaciones entre variables fisiológicas y operaciones cognitivas dando soporte a las diferencias individuales; se estudia la relación entre los diferentes estilos cognitivos (formas preferentes de organizar e interpretar la realidad) y diferencias individuales... Para evaluar estos nuevos objetivos, se están desarrollando y depurando algunas técnicas, aunque no son numerosas.