Lección 10.6: La globalización y la cultura
Ante esta situación se abren una serie de interrogantes que incluyen variadas preocupaciones: ¿hasta qué punto la introducción de los elementos de la revolución científica técnica pueden constituir un arma de doble filo para el Tercer Mundo? ¿Cuáles son las bondades y cuáles los peligros que representa plegarse incondicionalmente al uso de los avanzados sistemas de información? ¿La adaptación a esos cambios como solución informativa y soporte educacional supondrá el sometimiento a los centros de poder transnacional? ¿Cambiará nuestras costumbres y cultura? ¿Hasta que punto la pretendida aldea global que se oferta por el imperio no vendrá a ser una amenaza contra las identidades nacionales, la diversidad cultural y la integración cultural latinoamericana y caribeña?
Esta realidad amerita un profundo ejercicio de reflexión crítica, que observe que la implantación de nuevas tecnologías ligadas a la globalización constituye un fenómeno cultural, en lo que hay que pensar también que la globalización misma ofrece opciones de falsa universalidad, por lo que debe concebirse de donde provienen esos adelantos, como poderlos utilizar en función de las mejoras y el progreso social, sin que su uso acentúe la relación de dependencia y sumisión que ha caracterizado al mundo subdesarrollado.
Resulta evidente que en aquellos países donde no se ha logrado un desarrollo tecnológico e industrial propio la transferencia de tecnología puede resultar fuente de contradicciones sociales tales como: divorcio entre las necesidades reales y las tecnologías importadas; creación de tecnologías contrarias o en todo caso sin una relación raigal con el contexto social en que se promueve. Es por ello indispensable tener en cuenta que las transformaciones se adapten a las necesidades y condiciones específicas de cada sociedad, en proporción a su desarrollo social y promoviendo soluciones originales y autóctonas. En esta tarea es fundamental la formación de una intelectualidad científico - técnica capaz de lograr la conjugación orgánica entre un alto nivel científico técnico y la realidad social en que tiene que desplegar su actividad. Por lo que, siempre y cuando no se afecte la identidad cultural y ello favorezca la cooperación internacional y el logro de la integración cultural del mundo subdesarrollado, bienvenido sea el desarrollo tecnológico. La sostenibilidad del desarrollo, no sólo se garantiza por medio de la preservación y/o formación de las condiciones del medio ambiente; el bienestar de las presentes y futuras generaciones sólo se podrá lograr y sostener si tomamos en consideración los siguientes elementos:
- Una cultura que se despliegue sin violentar la naturaleza, promover un crecimiento sin violentar el costo de la vida, sin desmejorar las condiciones de vida de las personas, es no enriquecer a un grupo y empobrecer a otros; es pensar en políticas gubernamentales que no afecten o atenten contra la naturaleza, es no vender la soberanía nacional en aras del turismo; es proponer proyectos que logren la igualdad de géneros y la educación ambiental; es contribuir a erradicar la pobreza y la violencia en todo los ámbitos, es pensar que las políticas económicas no estén desfasadas de lo social; es en síntesis el respeto a la conservación de los valores, costumbres y modo de vida autónomos de los pueblos.(25)
- Preservar lo nacional, manteniendo y creando una verdadera diversidad, asignando un lugar a la racionalidad nacional, garantizándole un poder de iniciativa equivalente por lo menos al poder de integración del sistema mundial, debido a que el espacio nacional, es el lugar de transformación de los impulsos externos con arreglo a procedimientos específicos, y está ligado en gran medida al exterior y por ende al sistema mundial. Los cambios en la cultura política de la sociedad requieren transformaciones en el papel del Estado, por lo que según las particularidades de la gran mayoría de los países subdesarrollados, lo que requiere este proceso es el fortalecimiento del liderazgo del Estado en la gestión del mercado, incluyendo los elementos del sector público y privado. Ello supone colocar barreras a la hegemonía del capital, de manera que este responda a los intereses del pueblo, evitando la injerencia del capital.
- Política del Estado activa. La política exterior del Estado debe ser dinámica frente a las corrientes homogeneizadoras externas en los distintos planos del desarrollo social, construyendo prácticas viables y legítimas de conducción del proceso, que se sustenten en el respeto de la unidad y la diversidad de situaciones nacionales para emprender con éxito las transformaciones económicas, políticas, y culturales. Esto indica la necesidad de crear programas educativos, ya que no es posible enfrentar los retos culturales de la globalización con la gran suma de analfabetos y sub escolarizados que tiene el mundo subdesarrollado.
- Rol de la educación. La educación no debe ser vista sólo como un elemento transmisor de conocimientos, sino también de tradiciones culturales, esta representa también una vía para el cultivo de tradiciones que contribuyan al desarrollo de raíces sociales con las que se identifica cada proyecto, cada sociedad. Estos atributos son importantes en la determinación de la concepción del mundo de los individuos de la sociedad de que se trate, quienes imprimirán una manera específica al despliegue poli funcional de la cultura en cada ingrediente de las fuerzas productivas, las relaciones sociales de producción y la superestructura que la representa.
- Rescatar la historia. Es necesario rescatar y desarrollar los elementos de la historia local, regional y nacional poniéndose en función del proceso de creación de valores; supone la interpretación dialéctica del mundo de manera que se asuman los aspectos inéditos de la cultura universal y su incorporación a lo que identifica la realidad nacional de cada país. En la medida en que las poblaciones estén dotadas de mayores grados de conocimientos de sus raíces, así crecerá el desarrollo autóctono y formativo cultural, el resultado podría ser, una paulatina disminución de la capacidad de manipulación de los grandes centros culturales del mundo desarrollado sobre las culturas del Tercer Mundo.
- Acercarse al mundo. Es conveniente poner en práctica, políticas de acercamiento y colaboración con otros contextos culturales, lo cual en la estrategia de desarrollo que aborda Martí para América Latina se conoce bajo el legado de Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas.(26) Esto tiene su base en el argumento de que la cultura del desarrollo parte del desarrollo de la cultura y para que perdure el modelo de desarrollo tiene que afirmarse en la identidad y en los valores autóctonos.(27) Cuando se plantean nuevas formas de organización, la cultura se dibuja como un mapa para orientar la tarea de reconstruir los acontecimientos del mundo, lo que indica ir hacia los significados que guían la acción racional que coloca como centro al hombre.
- Participación democrática. Un proyecto alternativo a los problemas que confronta el mundo de hoy no puede ser viable si no se apoya en nuevas maneras de hacer política cultural. Para construir una nueva sociedad es necesario sustentarlas en nuevas formas de participación democrática, donde el trabajo comunitario debe ocupar un lugar privilegiado, creando los mecanismos que puedan hacer reales y efectivos los derechos individuales y sociales. Esto exige crear una integración social que comienza por la organización social de los consumidores de los habitantes de una región, donde el hombre y sus organizaciones se transformen en protagonistas; asegurando la existencia y reproducción de una diversidad de circuitos culturales con sus variadas formas de operación es decir, con participación de diversos agentes sociales organizados según sus instancias institucionales.
El desarrollo sostenible requiere de tecnología y creatividad humana de manera que se globalice una nueva ética que involucre la justicia social y enaltezca la vida en todos sus ordenes en lo que se debería tener en cuenta lo siguiente: El poder no reside únicamente en el saber técnico, sino en la apropiación de la capacidad social y técnica reunidas, en la acumulación de recursos culturales para usar esta apropiación y en la formación de vínculos entre lo local y lo mundial. Se ha logrado pasar con éxito del sistema "global" al "local" cuando los factores culturales han sido tenidos en cuenta explícita y cuidadosamente. Esas transferencias requieren innovación técnica, económica y social conforme los pueblos recuperan la iniciativa. Por lo tanto, hay que prestar especial atención al saber que cada cultura ha aportado al patrimonio intelectual del mundo.(28)
Lo anterior sugiere que la defensa de la identidad nacional no es la incomunicación, sino una mayor y auténtica apertura hacia lo universal. Sólo se puede preservar lo nacional si esta se abre a todo lo legítimamente culto que no es nuestro. Esto supone un proceso de auto creación incompatible con las formas culturales importadas, donde los valores culturales deben ser interpretados y actualizados por los grupos que participan en ellos. En tal sentido, la formulación de políticas culturales, no debe ser exclusiva de los Estados o de la iniciativa privada, sino que debe incluir a educadores, profesionales, trabajadores de la cultura, asociaciones; capaces de generar ideas, alternativas, proyectos socioculturales, que conduzcan al fortalecimiento de la identidad y al enriquecimiento de la pluralidad de nuestros pueblos.
Para los países de América Latina y el Caribe en realidad no se trata de elegir entre la autarquía y la apertura. De lo que se trata, es de elegir entre el sendero hasta ahora seguido, de aceptación pasiva y sin reservas de todo aquello implicado en la globalización, o un sendero diferente, que implique el despliegue de capacidades en distintos niveles - (comunitario, territorial, regional, nacional, continental, en lo económico, político, ecológico, cultural, es decir social etc.) - para asumir o rechazar las tendencias globales y colocarlas en función de un desarrollo multidimensional.
Es fundamental destacar que la globalización como proceso constituye una reestructuración, que tiene su contenido más profundo en la evolución del conocimiento científico. Este razonamiento expresa una realidad operativa y esta consiste en esencia en un amplio, complejo y dinámico proceso de modificaciones, que afecta a todos los componentes de la sociedad global contemporánea y cuyos factores determinantes son tanto económicos, tecnológicos, ecológicos, culturales, como políticos y en su más amplia dimensión social. Identificada como reestructuración que comprende las fuerzas productivas y las relaciones de producción y la superestructura que la representa dinamizando estos nexos, la globalización no debe ser ignorada ni evitada. Hace ya algún tiempo que fue superada la época en que los países podían tratar de desarrollarse con relativa independencia de lo que sucediera en el resto del mundo.
La relación que hay entre globalización, cultura y desarrollo es mucho más dinámica, también podría admitir la existencia de oportunidades para el desarrollo cultural. El reto para los países subdesarrollados en el contexto de la globalización, no es que las oportunidades de desarrollo no estén presentes, el dilema está en lograr aprovechar las oportunidades existentes, las cuales exigen determinados requerimientos que muy pocos países subdesarrollados pueden o han sido capaces de alcanzar.
¿Qué consideraciones especiales le implica el anterior aparte del texto? ¿Cómo articula este fenómeno con los planteamientos que ha venido trabajando? ¿En qué lo modifica? Escriba todas sus reflexiones, revisando los planteamientos que ha venido construyendo de manera individual y en grupo. No olvide incorporarlos a su portafolio.
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25CÓRDOBA Lidia. Educación para la no violencia: Hacia un desarrollo
sostenible sustentable y sostenido con perspectiva de género. Ciencias
Sociales No. 71 Costa Rica, marzo de 1996 p. 128.
26MARTÍ José. Nuestra América. Obras Completas, tomo 6 Editora Nacional de Cuba, la Habana 1963 p. 18.
27RODRÍGUEZ José Luis. Ministro de Finanzas y Economía de Cuba. En
inauguración del I Encuentro Iberoamericano "Cultura y Desarrollo:
retos y estrategias" convocado por el Centro de Superación para la
Cultura del Ministerio de Cultura de Cuba. La Habana, noviembre de 1995.
28 Nuestra Diversidad Creativa. Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo. Op. cit. p. 24.