Lección 2: Unicidad

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Sin embargo, tomando al género humano como objeto de estudio y al propio yo, encontramos que tiene dos elementos esenciales, uno corpóreo, material y otro espiritual, el alma o, quizá, energía vital.

Dualidad asociada a una integridad que hace funcionar al individuo, que le permite relacionarse con el entorno que lo rodea a través de su cuerpo y de sus sentidos, y otro que le ayuda a comprenderlo, a darle sentido y de reconocer a un Ente Superior al que ha llamado Dios con quien establece alguna relación.

Mirar lo corpóreo, lo material también lo define como sexuado, como dos individuos distintos mujer y hombre, macho y hembra, diseñados por la evolución para poder procrear, mantener y diseminar la especie, hecho al que le ha dado connotaciones religiosas, sociales y jurídicas para proteger a la progenie.

Es necesario recordar que también tiene un origen común con otros seres vivos, con otros que comparte el ánima, es decir, aquello vital que lo diferencia del mineral. Esto significa que se es producto de un proceso evolutivo de millones de años.

La arqueología, la genética, la misma biología en sus diferentes especializaciones han hecho evidente que el hombre (Homo sapiens sapiens) es producto de muchos cambios que han ocurrido al grupo de homínidos hace entre unos cinco a ocho millones de años, parecería eran el tronco común de los monos y de los hombres.

Posiblemente nacimos en el África cuna de otros parientes nuestros como el gorila y el chimpancé y el continente donde se ha encontrado la mayor cantidad y diversidad de fósiles que han permitido la construcción fragmentada, de la historia de la evolución de nuestra especie. Nos diferenciamos en la capacidad de caminar; los monos lo hacen utilizando las cuatro extremidades y nosotros sólo dos, indicando diferencias sustanciales en la columna vertebral, la pelvis, la cadera y los dedos de los pies, cambios evidentes hace cuatro mil millones de años.

La liberación de las manos permitió su utilización para cargar materiales, manipular y construir objetos, su mandíbula se redujo al no ser necesaria para la búsqueda y captura de la comida y la cavidad craneana comenzó a desarrollarse y a adquirir una nueva forma. Las capacidades manuales, la forma de caminar en posición vertical y la expansión de las habilidades intelectuales habrían de contribuir significativamente a la adaptación y éxito de la especie humana(2).

Los primeros homínidos fueron los Australopithecus afarensis, simios que residían en el sur de África y vivieron hace unos cuatro a 3,2 millones de años, tenían un esqueleto grácil, su cerebro era pequeño, con una capacidad de 350 a 550 mL3, sin zonas que permitieran el habla articulada, sus dientes eran muy desarrollados y podían caminar erectos; de esta especie es famosa Lucy, un esqueleto femenino casi completo encontrado en Afar, Etiopía; luego aparecieron otros como los Australopithecus africanus caracterizados por tener cara más robusta, inclinada hacia delante y con molares más grandes; vivieron entre tres y dos millones de años. Posteriormente hizo su aparición los Australopithecus robustus con perfil cóncavo, mandíbulas fuertes, arrugas en la cara, una cresta ósea y un cerebro mucho más grande que los anteriores, vivió entre dos y un millón de años. Finalmente apareció otra especie llamada Australopithecus boisei que vivió entre los 2,7 y los 1,7 millones de años. Todavía no es clara la línea de descendencia ni sabemos cuál de ellos derivó en la raza humana, pero si es muy probable que el A. afarensis puede ser el tronco común de las dos especies anteriores.

Los miembros del género Homo aparecieron hace unos 2,5 millones de años. El primer fósil hallado se denominó como Homo afarensis, aunque también se sostiene que fue el Homo habilis una especie por tener un cerebro más grande, con 800 mL de capacidad, presentaba la zona de Broca lo que indica que ya tenía algún lenguaje y su cráneo revelaba una cara humana, los huesos de la cadera presentan cambios que facilitaban el parto de niños con mayor capacidad craneana, y de las piernas son muy diferentes a la de los australopitecos, mostrando mejor adaptación a la locomoción bípeda. Se piensa que evolucionó a partir del Australopithecus africanus. Posteriormente apareció la especie Homo erectus con una capacidad cerebral de 1000 mL, su aspecto era mucho más humano: cara aplanada y una estatura más elevada.

El zoólogo Desmond Morris ha escrito: a pesar de su gran erudición, el Homo sapiens sigue siendo un mono desnudo; el adquirir nuevos y elevados móviles, no perdió ninguno de los más vivos y prosaicos. Esto es, frecuentemente, motivo de disgusto para él; pero sus viejos impulsos le han acompañado durante millones de años, mientras que los nuevos le acompañan desde hace unos milenios como máximo... y no es fácil sacudirse rápidamente de encima la herencia genética acumulada durante todo su pasado evolutivo. Si quisiera enfrentarse con este hecho, sería un animal mucho más completo y tendría menos preocupaciones(4).

Los anteriores rasgos son únicamente arqueológicos y biológicos que muestran como hemos cambiado a lo largo del desarrollo del Planeta Tierra, pero también existieron otros que han mostrado nuestra capacidad de adaptación al medio.

La especie Homo erectus fue la encargada de distribuirse por el mundo. Su capacidad cerebral le permitió la habilidad de construir la primera herramienta: un hacha de mano elaborada en piedra, conquistaron Asia y Europa hace entre 500 y 800 millones de años. Inicialmente vivieron en las zonas ecuatoriales y subtropicales de África por lo que estaban habituados a climas cálidos, sin embargo al poder manipular el fuego y al construir su propia morada, manipulando la madera, les permitió avanzar a zonas más frías la migración del hombre más allá de su África natal fue un proceso gradual, rápido en los períodos interglaciales, pero lento y revertido en los períodos de frío intenso. A pesar de ello, y gracias al apoyo de las herramientas, de ropas y del fuego, estos primeros colonizadores de Asia y Europa fueron capaces de adaptarse a las nuevas condiciones climáticas con notable éxito(5).

No solamente lo anterior hizo posible la expansión del hombre, es muy posible que tuviera una organización social que le ayudara a resolver problemas, pero lo más importante fue el disponer de una forma de comunicación, de un lenguaje. Hace unos 300.000 años que ocurrió su aparición.

Durante más de tres millones de años el hombre vivió como cazador de animales salvajes y recolector de frutas, semillas y miel. Esta forma de vida subsistió una vez que alcanzó una evolución mayor, se basaba en la división del trabajo, el ingenio y la cooperación(6).

La especie más avanzada es el Homo sapiens, evolucionada de la anterior que apareció al final de la última glaciación, hace unos diez mil años, alcanzando el refinamiento de la caza de los grandes animales al inventar las puntas de lanza de hueso, puntas de piedra para flechas y el diseño artístico de arcos y arpones facilitando el trabajo a relativa distancia haciéndolo mucho más seguro, también comienza a practicar la domesticación incipiente de animales. Comenzó a presentar manifestaciones de cultura a través del arte de la pintura en las cavernas y la escultura en hueso, marfil y cuernos de animales. Siendo evidente su admiración especial por la figura femenina y por el misterio de la maternidad.

Esta especie continuó la conquista de Australasia y de América, apoyados por la glaciación que congeló en los polos la mayoría del agua del planeta dejando extensas áreas secas que permitieron su movimiento. Hace diez mil años, cuando la última glaciación llegaba a su fin, el hombre se había establecido casi en todas partes; convirtiéndose así, sin duda, en el ser más diseminado, próspero y productivo del mundo(7).

Pasada la glaciación, extensas zonas del planeta tenían gran diversidad de bosques y praderas lo mismo que especies animales, permitiéndole la búsqueda de sitios más benignos y al disponer de conocimientos sobre la reproducción de ciertas plantas, saber que tenían las mujeres, les permitió volverse sedentarios, aumentar el número de miembros de una familia y la formación de conglomerados humanos. Es así que esa especialización en el cultivo de ciertos vegetales determinaron la aparición en el Cercano Oriente y Europa de cultivos de trigo, cebada y leguminosas, Sudeste de Asia arroz y mijo, mientras que en América lo hacíamos con el maíz, el fríjol y las papas.
La agricultura trajo al hombre ciertas ventajas sociales como el disponer de más herramientas, métodos y estrategias para el almacenamiento y conservación de las cosechas mientras sembraban y esperaban el fruto, los ritos y la organización social más diferenciada que comenzó a generar los espacios de la cultura manifestados por la escritura, la arquitectura y las artes.

La metalurgia fue otro gran avance para el hombre primitivo; el bronce y el hierro empezaron a cambiar los artefactos fabricados en madera utilizados en la agricultura, a transformar el concepto del arte y a modificar la estructura social de los pueblos al servir de instrumentos para la dominación y el sometimiento mediante la expansión de una determinada cultura y a la constitución de las ciudades.

Dejamos hasta aquí esta apasionante historia para que usted reflexione sobre la lectura. Determine cuáles son las razones que le han permitido al hombre alcanzar los grados de conocimiento, de cultura y de interacciones que tenemos ahora.

Los estudiosos han dividido el cambio evolutivo del hombre en épocas, en revoluciones que han transformado completamente el mundo: iniciamos con la revolución agrícola, luego fue la industrial y ahora vivimos la del conocimiento.

Cada una de ellas tiene paradigmas que orientan su desarrollo y dan aporte a la civilización, que identifican el desarrollo.

En nuestra época, debemos identificar esos paradigmas, determinar cuáles son los criterios que debemos trabajar para incorporarnos a ella, mejorar la calidad de vida y participar en ese desarrollo. Este preámbulo mira lo que históricamente ha sido el hombre, pero invita a que escribamos nuestra propia historia, a que analicemos por qué nuestro país, nuestra región y nuestra ciudad tienen las condiciones que tenemos ahora. Pero no es para quedarnos inactivos, la invitación es a aprender a identificar problemas y a plantearles soluciones factibles.

 

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2 EL TIEMPO, THE TIMES. (1996). Historia universal. Printer colombiana, Bogotá., p. 4
3 La capacidad del cerebro se mide como un volumen, por ello lo reportan en mililitros (mL). Nuestra especie tiene actualmente una capacidad cerebral de 1500 mL en promedio.
4 MORRIS, Desmond. (1983). El mono desnudo. Plaza y Janés, Barcelona., p 8.
5 Historia universal., p 7.
6 Íbid., p. 8.

7 Íbid., p. 9.