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EDICION 165
SEPTIEMBRE DE 2003
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DERECHOS
DE
COLOMBIA, PANAMÁ Y ESTADOS UNIDOS EN EL CANAL DE PANAMÁ
LOS TRATADOS TORRIJOS-CARTER Y EL TRATADO DE MONTERIA
Por: ALVARO TIRADO MEJIA
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Tomado de:
Revista Credencial Historia.
(Bogotá - Colombia). Edición 165
Septiembre de 2003
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El 3 de
noviembre de 1903, una Junta de notables declaró la independencia de Panamá y, acto
seguido, los Estados Unidos procedieron a reconocer al nuevo Estado y a firmar un Tratado
conocido como Hay-Buneau-Varilla que en gran parte reproducía el Hay-Herrán rechazado
por el Congreso de Colombia.
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En el nuevo tratado se hacían adiciones en favor de los Estados Unidos, la
principal de las cuales fue la cesión a perpetuidad de una franja de terreno que se
conoció como la Zona del Canal. Panamá recibió diez millones de dólares, los cuales
fueron administrados por el Banco Morgan y por un grupo de especuladores norteamericanos
que habían estado detrás de los sucesos de la separación.
Al contar Panamá con
la protección y el reconocimiento de los Estados Unidos, Colombia se vio compelida a
actuar sobre la base de hechos cumplidos. No reconoció al nuevo Estado; sin embargo, con
Washington las relaciones no se rompieron. Colombia propuso un arbitramento pero los
Estados Unidos desecharon la fórmula con el argumento de que no reconocían esa vía para
el arreglo de asuntos políticos. En 1909 el gobierno de Rafael Reyes, por medio de
nuestro representante en Washington, adelantó sendos tratados con Panamá y con Estados
Unidos. En el primero, conocido como Cortés-Arosemena, se contemplaba el reconocimiento
del nuevo Estado y de los límites entre los dos países. El segundo, conocido como
Cortés-Root, contemplaba entre otros asuntos una indemnización de dos millones y medio
de dólares para Colombia. Sin embargo, esta suma sería pagada por Panamá con parte de
los dineros recibidos de Norteamérica. Por su parte, Colombia otorgaría a las
embarcaciones de los Estados Unidos el uso de todos sus puertos, como lugares de refugio.
El tratado fue presentado a la Asamblea Nacional para su aprobación, mas el pueblo de
Bogotá se insurreccionó contra él, Reyes tuvo que dejar el poder y Jorge Holguín,
quien lo sucedió transitoriamente, lo retiró de la consideración de la Asamblea
Nacional.
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Mientras
tanto, las obras del Canal avanzaban y para su inauguración los Estados Unidos
necesitaban un arreglo con Colombia al objeto de presentar otra cara ante la opinión por
su atropellada participación en la separación de Panamá. En 1913, el señor Dubois,
representante norteamericano en Bogotá, presentó un memorando con miras a un tratado, el
cual contenía una cosa buena y una mala. La buena era que los Estados Unidos reconocían
el "sincero pesar" por lo acontecido. La mala consistía en que Colombia
otorgaría una opción a los Estados Unidos para la construcción de un canal por el
Atrato y además le permitiría establecer estaciones carboníferas en la isla de San
Andrés. Con toda razón, el presidente Carlos E. Restrepo rechazó la propuesta. Los
Estados Unidos querían proteger militarmente su canal y para ello le echaron el ojo a la
Isla. Por la época de la propuesta se rumoró insistentemente que se iban a producir
desembarcos y levantamientos en San Andrés propiciados por Nicaragua. Ya en 1902, el
crucero norteamericano Nashville, el mismo que impediría el desembarco de tropas
colombianas en Panamá en 1903, había visitado la Isla para proponerle a la población un
levantamiento contra Colombia.
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El 6 de abril
de 1914 se firmó en Bogotá el Tratado Urrutia-Thomson, cuyas bases principales eran
éstas: se mantenía la cláusula del "sincero pesar", se enumeraban los
derechos de Colombia con respecto al Canal, al Ferrocarril de Panamá y al transporte de
mercancías y tropas. Colombia debía reconocer la independencia de Panamá y como
reparación material recibiría veinticinco millones de dólares. El Congreso de Colombia
aprobó enseguida el tratado. No ocurrió lo mismo en los Estados Unidos. Teodoro
Roosevelt entró en cólera y con su Partido Republicano inició la oposición al tratado,
argumentando que su país no tenía nada de que excusarse y que Colombia lo que ejercía
era un chantaje. Poco después vino la primera Guerra Mundial y las preocupaciones
norteamericanas se dirigieron hacia ella.
En el entretanto, apareció Colombia como gran productor de petróleo y, con el
objeto de obtener mayores beneficios, un grupo de senadores, encabezados por Cabot Lodge,
ligaron la aprobación del tratado a los intereses petroleros. Satisfechos éstos, cesó
su indignada oposición, se convirtieron a la causa del tratado y este fue aprobado en el
Senado norteamericano el 20 de abril de 1921, suprimiendo el "sincero pesar",
dividiendo la indemnización de veinticinco millones de dólares en cuotas a cinco años y
restringiendo el paso de tropas, naves de guerra y pertrechos colombianos por el Canal, a
los tiempos de paz. Con estas modificaciones, el Congreso colombiano aprobó el tratado
por la Ley 56 del 22 de diciembre de 1921. En desarrollo del Tratado, Colombia reconoció
a Panamá y celebró con este país, el 20 de agosto de 1924, el Tratado Vélez-Victoria,
aprobado por el Congreso colombiano por Ley 53 del mismo año. Se estableció en él lo
referente a los límites, con base en lo establecido por la Ley colombiana de 9 de junio
de 1855. Como no se pensó en que algún día los Estados Unidos devolverían la Zona y
entregarían el Canal a Panamá, no se especificó la forma como quedarían consagrados en
esta eventualidad los derechos colombianos consagrados en el Urrutia-Thomson. Tampoco el
Vélez-Victoria incluyó cláusula alguna que protegiera los derechos colombianos en esas
circunstancias.
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PANAMÁ LUCHA POR RECUPERAR LA ZONA Y EL
CANAL
A Buneau-Varilla no le
importaba Panamá: su objetivo era recuperar y valorizar la inversión en la Compañía
del Canal. Por eso, como plenipotenciario, firmó en forma desventajosa con el secretario
de Estado Hay, antes de que llegaran a Washington los representantes panameños. Por ello,
también, Panamá se sintió vulnerada en sus derechos y pronto comenzó a tratar de
modificar el Tratado Hay-Buneau-Varilla, cuya versión oficial en español solo estuvo
disponible en 1926.
En 1936, en pleno New
Deal y en desarrollo de la "política de buena vecindad" del segundo
Roosevelt, se consagraron cambios referentes especialmente a los derechos de las personas
que no fueran empleadas del Canal. Durante la segunda Guerra Mundial crecieron las
tensiones porque, so pretexto de seguridad, los Estados Unidos intentaron apoderarse de la
Isla de Taboga. En 1942 se firmó un Convenio para el ordenamiento de los sitios de
defensa. El descontento entre los panameños crecía debido a las cláusulas sobre el
Canal, al status de la Zona del Canal y a las discriminaciones raciales y
laborales. En 1955 se suscribió el Tratado Remón-Eisenhower que contemplaba lo
relacionado con el aumento de peajes sobre el Canal y con el tratamiento de istmeños y
norteamericanos en la Zona. Las tensiones llegaron a su clímax en 1964, durante los
enfrentamientos entre estudiantes panameños y norteamericanos de la Zona en los que
murieron varios panameños.
En 1968, mediante golpe
de Estado, llegó al poder Omar Torrijos, quien se propuso y logró recuperar la Zona y el
Canal para su país. Torrijos acudió a la diplomacia para lograr sus objetivos,
incluyendo una sesión del Consejo de Seguridad en Panamá. En 1974, siendo presidentes
Nixon y Torrijos, se firmó la "Declaración de Ocho Puntos", que fue la base de
los dos Tratados Torrijos-Carter firmados el 7 de septiembre de 1977 y aprobados en el
Senado norteamericano en 1978. Por el primero, se establecía la devolución de la Zona y
la entrega del Canal para el 31 de diciembre de 1999; por el segundo, se establecía la
neutralidad del Canal y se otorgaba un derecho de intervención a los Estados Unidos, para
su protección.
LUCHA
DE PANAMA Y DE COLOMBIA POR SUS DERECHOS
A la persistente e
inteligente estrategia de Torrijos para lograr la recuperación de la Zona y el Canal se
unieron la circunstancia afortunada de un presidente norteamericano, Jimmy Carter, con una
visión democrática de las relaciones internacionales, y el concurso de un selecto grupo
de gobernantes latinoamericanos que con sus consejos, su apoyo y actitud contribuyeron a
la resolución afortunada del problema.
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Torrijos adelantó una
política reformista que le dio base de apoyo interno e internacional. Desarrolló en
Panamá profundas reformas sociales y en el ámbito externo se apoyó en el entonces
poderoso Movimiento de Países No Alineados y obtuvo para su causa el apoyo
latinoamericano. En 1976, Carter vence a Gerald Ford, es elegido presidente de los Estados
Unidos y emprende una política internacional de apoyo a los derechos humanos y a las
democracias, que contrasta con la de frío realismo de Henry Kissinger en el Departamento
de Estado. Retira el apoyo norteamericano a las dictaduras de Pinochet y Somoza, suspende
la ayuda militar a El Salvador en donde apoya nuevas formas para la solución del
conflicto, reconoce a la República Popular China, propicia los acuerdos de Camp David
entre Egipto e Israel, y logra con Panamá los Tratados de 1978. Su posición frente a
estos tratados y el fallido rescate de los rehenes norteamericanos en Irán incidieron
negativamente para su reelección. La derecha, encabezada por Reagan, manipuló en su
beneficio electoral la negociación sobre los rehenes y sobre la devolución del Canal
dijo: "Nosotros lo compramos, pagamos por él, es nuestro y lo vamos a guardar".
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El 24 de
marzo de 1975 se suscribió la llamada Acta de Contadora, producto de la labor continuada
de los presidentes Alfonso López Michelsen de Colombia, Daniel Oduber de Costa Rica y
Carlos Andrés Pérez de Venezuela quienes, con Omar Torrijos, habían constituido el
primer Grupo de Contadora, para facilitar la negociación. Se trataba de gobiernos
progresistas de países vecinos y solidarios con la causa de Panamá. Pero en el caso
colombiano, a los elementos anteriores se agregaba la circunstancia de que Colombia tenía
derechos consagrados por el Tratado Urrutia-Thomson, los cuales debía conservar. Del lado
de sectores norteamericanos opuestos a la negociación se insinuaba que si ella no
avanzaba era debido a las pretensiones de Colombia respecto a sus derechos. En cuanto a
Panamá, existían sectores que consideraban que el tratado entre Colombia y los Estados
Unidos era entre terceros para ellos y, en consecuencia, ninguna obligación vinculaba a
Panamá. El asunto para Colombia era: cómo mantener sus derechos, cómo apoyar la justa
demanda panameña y, al mismo tiempo, no ser, ni aparecer, como el impedimento para que la
negociación avanzara. Muchas de las gestiones del Grupo se realizaron en Bogotá y en
muchas ocasiones el presidente Torrijos obtuvo los consejos y el apoyo del presidente
López Michelsen.
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Por lo
que respecta a Colombia, en el Acta de Contadora debemos destacar lo siguiente: en el
Preámbulo se hace explícito el apoyo a los derechos inalienables de Panamá y se expresa
que el Canal está sujeto a los riesgos derivados de una acción nuclear en caso de
conflicto internacional. Por estar sujetos a esos riesgos debido a la vecindad, Panamá
declara que al ser aprobado el nuevo tratado con los Estados Unidos, está dispuesta a
celebrar un acuerdo con Colombia y Costa Rica para otorgarles beneficios de tránsito por
el Canal a sus correos, bienes y mercancías y para permitirles en todo tiempo el tráfico
de tropas, naves y materiales de guerra. Por su parte, Colombia manifestó en el Acta que
una vez que Panamá concertase un nuevo tratado con los Estados Unidos, "renuncia a
todo derecho otorgado por el tratado con respecto a materias que son propias de exclusiva
jurisdicción soberana de la República de Panamá". Lo del Preámbulo, relacionado
con los daños derivados del peligro nuclear, permitía allanar el camino para que
Colombia pudiera renunciar a los derechos derivados del Urrutia-Thomson, recibiéndolos a
su vez de Panamá, y demostrando así que no se convertía en una cuña contra la
negociación. Al establecer el tránsito de tropas y elementos militares "en todo
tiempo", superaba la limitación impuesta al aprobarse el Tratado en 1921, que
reducía ese tránsito a tiempos de paz, cuando, si en algún momento se necesita más es
en horas de conflicto.
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Los derechos
de Colombia otorgados por Panamá quedaron formalizados en el Tratado Uribe Vargas-Ozores,
o de Montería, suscrito en esta ciudad el 23 de agosto de 1979, durante el gobierno del
presidente Turbay, incluyendo los derechos de tránsito por el ferrocarril, "siempre
que esté interrumpido el tráfico por el canal", los que no se habían mencionado
expresamente en el Acta de Contadora.
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