Lección 21: Introducción a la Psicología clínica.

 

 

 

Diseñada por: Ángela Cristina Vega Castro. Zona Sur CCAV Neiva. (2013)

Revisada y editada por: Jhon Fredy Bustos Ruiz. Zona Sur CCAV Neiva. (2013)

 

Se inicia esta segunda unidad del curso de Introducción a la Psicología en el que se explorarán los diferentes escenarios, ámbitos y roles del ejercicio profesional del psicólogo. Se inicia la unidad con la lección de Psicología Clínica, lo cual no es gratuito ni accidental, por el contrario es una ubicación con sentido, y es que la primera imagen del desempeño profesional del psicólogo es la del Psicólogo Clínico justamente, la imagen del psicólogo dentro de un cómodo consultorio, con una mesa redonda amplia y/o con un cómodo diván. Desde luego esto es un estereotipo publicitado por los programas de televisión y que bien puede distanciarse de la realidad de muchos de los consultorios actuales. No obstante si hay que decir que el escenario de actuación por excelencia del psicólogo clínico es el consultorio, aunque no es condición obligada para la labor clínica del psicólogo.

Y es que por alguna razón pareciera que el rol profesional de los psicólogos se circunscribe a la labor clínica propiamente dicha. Como se tendrá ocasión de constatar en esta segunda unidad del curso, eso está lejos de ser correcto. Se verá con suficiencia que la labor del psicólogo clínico es apenas uno de los campos de acción del psicólogo. Pero, será preciso que está lección se ocupe de lo que le atañe: la psicología clínica.

Pues bien, para alcanzar un panorama apropiado el sentido introductorio de esta lección  será preciso abordar varios aspectos como son: algunos elementos del origen de la psicología clínica, una delimitación del campo de acción de la psicología clínica y el acercamiento a algunos elementos metodológicos del trabajo clínico.

Origen de la psicología clínica.

Antes de 1890 hay muy poco respecto a la historia de la psicología clínica como para separarla de la historia de la psicología anormal o psicología medica. Reisman (1976) descubre que es más útil buscar las raíces de la psicología clínica moderna en los movimientos de la reforma del siglo XIX, que al final llevaron a una mejora en el cuidado del enfermo mental. El médico francés Philippe Pinel, escandalizado por la insensible brutalidad que se acostumbraba en los hospitales mentales del siglo XIX, se las arreglo para ser nombrado director del asilo de Bicetre. Al manejarse con benevolencia y humanidad realizo un gran avance en un campo muy difícil, su obra marcó un hito en el desarrollo de la psiquiatría, del enfoque de la salud mental y por último de la psicología clínica. Otro personaje que marcó significativamente la historia de esta área fue Dorothea Dix, ella hizo campaña durante 40 años por cada estado de la Unión Americana con el fin de obtener mejores instalaciones y un tratamiento más humano para los enfermos mentales. Con determinación y perseverancia, presionó y persuadió a los funcionarios gubernamentales y en 1948 Nueva Jersey respondió construyendo un hospital para los “dementes”. Finalmente comenzó a prevalecer una atmosfera del conocimiento por medio de la experimentación, el sentimiento de que la gente podía predecir, entender y quizá hasta controlar la condición humana, empezó a sustituir la sabiduría antigua. (Trull, 2003)

A partir de lo anterior se pueden consolidar un par de ideas fundamentales. Primero, que el origen de la psicología clínica, como se la conoce en la actualidad, está en el propósito de humanizar el tratamiento que antaño se daba en hospitales y clínicas a los pacientes psiquiátricos. Y segundo, que dicho origen ha de ubicarse a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando efectivamente ese propósito de humanización ofrece los primeros frutos.

¿Qué es la Psicología Clínica?

Teniendo una idea inicial sobre el origen de la psicología clínica lo que sigue es procurar una delimitación de lo que es la psicología clínica. Considérense entonces algunas definiciones planteadas al respecto.

El campo de la psicológica clínica comprende investigación, enseñanza y servicios importantes para las aplicaciones de los principios, métodos y procedimientos para el entendimiento, la predicción y el alivio de la desadaptación, la discapacidad y la aflicción intelectual, emocional, biológica, psicológica, social y conductual, aplicados a una gran variedad de poblaciones de clientes. (Trull, 2003)

Según Resnick, las áreas de habilidad centrales para el campo de la psicología clínica incluyen la evaluación y el diagnóstico, la intervención o tratamiento, la consulta, la investigación y la aplicación de principios éticos y profesionales. A los psicólogos clínicos se les distingue por su experiencia en las áreas de la personalidad y la psicopatología, y por la integración que hacen de ciencia, teoría y práctica. (Trull, 2003)

Pues bien ambas definiciones ofrecen una visión muy similar del campo de acción del psicólogo clínico. Pero bien vale la pena llevar tales definiciones a un plano más convencional.

Un psicólogo que pretenda ser buen psicólogo clínico necesita cumplir con varias condiciones que son absolutamente necesarias. Primero, debe saber psicología; esto significa que debe estar muy bien ilustrado en temas como psicología del desarrollo, bases biológicas del comportamiento, psicopatología, teorías de la personalidad, enfoques psicológicos, métodos e instrumentos de evaluación psicológica,  entre otros temas. Segundo, debe tener unas competencias profesionales relativas al uso apropiado del conocimiento antes mencionado; es decir que debe estar en capacidad de evaluar, diagnosticar, proponer intervenciones acordes con los modelos teóricos de la psicología y hacer el seguimiento necesario al proceso terapéutico. Tercero, debe tener unas habilidades personales de comunicación, afectivas, emocionales y sociales que le permitan interactuar en la relación psicólogo-paciente, de una manera efectiva, con toda la gama de personas posible (niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos); bien en condición de salud como de enfermedad mental.

Ahora bien, puesto en otras palabras, el psicólogo clínico tiene varias áreas en las cuales se puede desempeñarse. Trull 2003, lo expone de la siguiente manera.  

1.     Terapia/Intervención: Búsqueda para encontrar el origen de los problemas y la solución de los mismos.

2.     Diagnóstico/Evaluación: Esfuerzo por entender mejor al individuo, de modo que se pueda tomar una decisión más informada o se elija el curso de acción más deseable.

3.     Enseñanza: Educación avanzada. Esto se refiere a la función de docencia especializada.

4.     Supervisión clínica: Es otra forma de enseñanza, instrucción menos formal, fuera de las aulas, supervisando estudiantes, internos. Esto se refiere a un psicólogo clínico que asesora a otro que apenas está en formación.

5.     Investigación: Los psicólogos clínicos pueden participar en proyectos de investigación, los estudios incluyen la búsqueda de las causas de los trastornos mentales, la elaboración y validación de instrumentos de evaluación, la valoración de técnicas terapéuticas.

6.     Administración: Los psicólogos clínicos pueden ser jefes de Departamento de Psicología de una Universidad, Director de una clínica, hospital, director de un programa de enseñanza.

En los numerales anteriores se pueden ver claramente dos escenarios o ámbitos de actuación generales. Por un lado el ámbito del trabajo clínico propiamente dicho, el que se refiere a paciente-psicólogo. Por el otro, algunas posibilidades de desempeño del psicólogo clínico en relación directa o indirecta con la labor clínica propiamente dicha. De esto último se debe destacar el rol de investigador que el psicólogo debe asumir dentro y frente a los procesos clínicos. Dentro del proceso porque al interior de la consulta clínica el profesional está en una búsqueda constante en función de la evaluación y el diagnóstico. Frente al proceso, porque de la experiencia que acumula el profesional es constituye en un insumo invaluable para la construcción de conocimiento alrededor de los fenómenos que se presentan en la consulta.

Elementos metodológicos.

Desde luego un aspecto muy importante de la psicología clínica, aparte del qué hacer al que ya se ha hecho mención, es el cómo hacerlo. En este sentido se adelantan algunas ideas.

Un aspecto metodológico importante se refiere a los momentos o fases de toda intervención clínica. Hokanson (1983) define el curso de una intervención de la siguiente forma:

Contacto inicial: es importante manejarlo con habilidad y sensibilidad porque el paciente puede sentir ansiedad, no tiene claridad en qué consiste o sentirse avergonzado. Este es el momento para conocer al paciente y tener un primer acercamiento al motivo de consulta o problema clínico.

Evaluación: se utilizan técnicas como la entrevista y pruebas psicológicas. Es el momento para recolección y análisis de información en función del diagnóstico.

Metas del tratamiento: tan pronto como se integran los datos de evaluación, el terapeuta y el cliente o paciente pueden comenzar a considerar de manera más sistemática la naturaleza de los problemas y qué puede hacerse al respecto.

Puesta en práctica del tratamiento: es el momento para la implementación de las acciones terapéuticas. De acuerdo a Hokanson, se puede centrar en cualquiera de estos aspectos, el manejo de crisis, cambio de comportamiento, experiencia emocional correctiva, insight y cambio.

Terminación, evaluación y seguimiento: es importante evaluar el proceso que se ha llevado y conforme el terapeuta comienza a creer que el paciente es capaz de manejar sus problemas en forma independiente, se inician las pláticas sobre la terminación.

Dentro del proceso descrito, un aspecto crucial es la evaluación. Ya se dijo que es pertinente pensar en el uso de pruebas psicológicas y de la entrevista clínica para tal propósito.  A esto se puede sumar la observación in situ para los casos en los que sea viable esta posibilidad.

La evaluación clínica concretamente representa la valoración de las virtudes y defectos de un individuo, una conceptualización del problema que se tiene a la mano y alguna prescripción para aliviarlo, todo esto lleva a comprender mejor el cliente. La evaluación no es algo que se hace una vez y se acaba para siempre, en muchos casos es un proceso progresivo. (Trull, 2003)

Dentro del proceso de evaluación psicológica una técnica fundamental es la entrevista. La entrevista permite recolectar información y orientar cada una de las intervenciones. La entrevista psicológica y su análisis son muy importantes para la toma de decisiones, comprensión y predicción clínica.

Desde luego, la entrevista tiene unos fundamentos e indicaciones que facilitan y aseguran la productividad y la utilidad de los datos. Por ejemplo, la distribución física del espacio y de los intervinientes. Lo más importante es que el espacio ofrezca intimidad y protección contra interrupciones, porque las interrupciones además de perturbadoras, le trasmiten al paciente que él y sus problemas son de importancia secundaria. Otro aspecto relevante en el desarrollo de una entrevista es la empatía, este es el ingrediente esencial de una buena entrevista porque es la relación entre el clínico y el paciente. La empatía se puede definir como la relación fundada en el respeto, la franqueza mutua, la confianza y cierto grado de tolerancia que permite una atmosfera confortable y una comprensión mutua.

En toda entrevista el profesional debe prever las condiciones del proceso y asegurar que la información vital pueda ser registrada fielmente. Debe, así mismo, procurar una comunicación efectiva con el paciente, dentro de los límites de la conducta ética. Desde luego, se debe seguir con toda atención el desarrollo de la entrevista, a fin de poder someter a verificación aquello que sea impreciso o contradictorio o para esclarecer aquello que pueda ser confuso.

Trull, (2003)  ofrece una pauta interesante para el desarrollo de una buena entrevista psicológica, desde luego sin que sea una camisa de fuerza. No obstante, se debe tener en cuenta como punto de partida en este momento inicial del proceso formativo.

1.     Inicio de una sesión: Es útil comenzar con una conversación casual.

2.     Lenguaje: Es de extrema importancia el uso del lenguaje que el paciente pueda entender.

3.     Uso de preguntas: Maloney y Ward (1976), distinguen entre varias formas de preguntas, incluyendo las abiertas, las de facilitación, las de aclaración, las de confrontación y las directas. Cada una está diseñada para promover la comunicación y cada una es útil para un propósito o paciente especifico.

4.     Silencio: la respuesta del clínico al silencio deberá ser razonada y sensible a las metas de la entrevista.

5.     Escuchar: El clínico hábil ha aprendido cuando ser un oyente activo.

6.     Satisfacción propia: La entrevista no es el momento ni el lugar para que los clínicos trabajen en sus problemas, la atención debe permanecer en el paciente.

7. Valores y antecedentes del clínico: tener cuidado con los juicios clínicos equivocados.

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