Lección 28: Introducción a la psicología del deporte y la recreación.

 

 

 

Fuente: Cantón Chirivella, Enrique. (2010). La psicología del deporte como profesión especializada. Papeles del Psicólogo, Septiembre-Diciembre, 237-245.

 

¿Es la Psicología del Deporte -un término genérico que incluye al ejercicio- un ámbito de la actividad humana lo suficientemente particular como para poder establecer un patrón de actuación profesional diferente al de otras áreas de la Psicología? Vamos a intentar responder a esta cuestión.

Para poder abordar con éxito la consideración y el análisis de la situación actual de la psicología de la actividad física y el deporte, es necesario en primer lugar definirla con precisión. Partimos de la premisa de que la Psicología del Deporte no constituye un área de conocimiento dentro de la ciencia psicológica sino que es un campo de actuación profesional. Lo que caracteriza a esta disciplina es su orientación aplicada a una faceta de la actividad humana, como es el deporte, en el sentido amplio del término. Se trata por tanto de un ámbito de intervención, de una actividad aplicada para la que es conveniente desarrollar una tecnología específica que incluya instrumentos de evaluación, programas de intervención y técnicas específicas directas e indirectas.

Así pues, un primer paso para responder a la cuestión de la identidad profesional es establecer en qué medida viene determinada por la existencia de un ámbito social lo suficientemente distinto al de otros como para entenderlo específico y diferenciado. En ese sentido, no hay duda de que el deporte tiene unas características claras y diferenciadas de cualquier otra actividad humana, como pueda ser el comercio, la docencia, la conducción de vehículos, o la prevención y atención a catástrofes, por mencionar algunos ejemplos. Por lo tanto, y siguiendo a Weinberg y Gould (1996): la Psicología del Deporte es un área de la psicología aplicada que se centra en el estudio científico de las personas y su conducta en el contexto del deporte y la actividad física. Por lo tanto, y siendo el deporte una actividad humana diferenciada, podemos preguntarnos si ello comporta un ejercicio profesional también diferenciado, o al menos, tanto como cualquiera de los que ya están tradicionalmente reconocidos como especializados.

En suma, no hace falta extenderse mucho para establecer claramente que el deporte es una actividad humana diferenciada de otras. Recurriendo a las definiciones más habituales y diferenciando deporte de ejercicio, podemos señalar que se considera deporte a toda actividad  que se caracteriza por tener un requerimiento físico, estar institucionalizada (federaciones, clubes), requerir competición con uno mismo o con los demás y tener un conjunto de reglas perfectamente definidas.

Por otra parte, la actividad física o ejercicio se refiere a todos los movimientos naturales y/o planificados que realiza el ser humano obteniendo como resultado un desgaste de energía, con fines de protección de la salud, estéticos, de desempeño, deportivos o rehabilitadores. Podemos igualmente diferenciar el campo de actuación profesional de la Psicología del Deporte de otros campos de la psicología con los que en ocasiones colinda y comparte trabajo, como ya se recoge en el documento de perfiles profesionales elaborado por el C.O.P. (1998).

De entrada, podemos referirnos a la Psicología Clínica, como a un campo de especialización de la Psicología que aplica los principios, las técnicas y los conocimientos científicos desarrollados por ésta para evaluar, diagnosticar, explicar, tratar, modificar y prevenir las anomalías o los trastornos mentales o del comportamiento. Se trata pues de un enfoque centrado en lo patológico o disfuncional. Sin embargo, en el ámbito del deporte y el ejercicio, la orientación del trabajo es muy distinta: está enfocada más bien a la preparación o el entrenamiento psicológico y centrada en el desarrollo constante de las capacidades y habilidades psicológicas, sin que ello implique que exista ningún déficit previo (un deportista entrena por ejemplo su fuerza o su velocidad sin que previamente tenga ninguna patología o carencia de las mismas, más bien al contrario).

Evidentemente, en ocasiones se presentan problemas o alteraciones clínicas en el deporte, como en cualquier otra actividad humana, que también hay que tratar. Si la persona especializada en psicología del deporte también está capacitada en el área de la psicología clínica podrá intervenir en ello. Por otra parte, hay a veces cierta confusión entre el uso de determinados instrumentos de evaluación y técnicas de intervención y la consideración de que se está desarrollando una labor clínica.

En realidad, muchos de los instrumentos y sistemas de evaluación no tienen objetivamente un uso exclusivo de la psicología clínica -aunque su empleo sea frecuente y tenga mucha tradición- sino que son también eficaces para obtener información en otros campos. Por poner un ejemplo clásico, la reacción emocional de ansiedad como parte de los procesos emocionales básicos de todos los seres humanos puede presentarse en muy diversos contextos y, en algunos casos incluso, con una funcionalidad adaptativa, independientemente de que se hagan esfuerzos por controlarla o reducirla ya que no se desea experimentar malestar. Otro ejemplo en este caso de procedimientos de intervención podrían ser las estrategias de relajación, la desensibilización sistemática o la restructuración cognitiva. Todas ellas pueden emplearse perfecta y lícitamente para, por ejemplo, facilitar un nivel de activación y/o un estado emocional óptimo previo a una salida de atletismo o un salto de altura, sin que exista ninguna patología o disfunción clínica a tratar.

Otra área de la que cabe diferenciar nuestra área es la de la Psicología de la Educación, cuyo objetivo de trabajo es la reflexión e intervención sobre el comportamiento humano en situaciones educativas, mediante el desarrollo de las capacidades de las personas, grupos e instituciones. Se entiende el término educativo en el sentido más amplio de formación y desarrollo personal y colectivo, principalmente en el marco de los sistemas sociales dedicados a la educación en todos sus diversos niveles y modalidades; tanto en los sistemas reglados, no reglados, formales e informales, y durante todo el ciclo vital de la persona (COP, 1998). En relación con esta área, las diferencias fundamentales con la psicología del deporte lo son en cuanto al contexto de la intervención profesional y a los objetivos prevalentes, aunque existan algunos puntos de intersección, sobre todo en algunos sub campos del deporte, en la iniciación deportiva, donde puede producirse cierta confluencia.

Pero las diferencias de contexto son claras y tienen que ver con el espacio físico y funcional donde se realizan las actividades formativas, genéricamente aulas de centros educativos públicos o privados, con excepción de la educación física que es precisamente el elemento en común con la amplia variedad de actividades físico-deportivas. En cuanto a los objetivos, la formación es uno de ellos pero no es el único, también son importantes la promoción de la salud, el desarrollo del bienestar y el disfrute, el facilitar las relaciones interpersonales, el conseguir superar a otros y a uno mismo, o el mejorar la imagen corporal y la autoestima. En este caso, también nos encontramos con una doble relación entre ambos campos de intervención. Por una parte, en los aspectos más formales, el currículo de la enseñanza obligatoria en España incluye la Educación Física como materia. Por otra parte, la actividad físico- deportiva extraescolar contempla una faceta formativa y de educación indudable. En ambos casos, la actividad físico-deportiva es considerada básicamente como un medio y no como un fin, a diferencia del ejercicio, sin ser la competición y todo lo que ésta comporta un elemento ni necesario ni relevante, al contrario de lo que ocurre en el deporte.

Una de las diferencias más importantes se da quizás en relación con el ámbito de la Psicología de la Salud, que se ocupa de estudiar tanto las conductas de promoción de la salud y de prevención de la enfermedad, así las conductas asociadas a ésta, su origen, su curso y su tratamiento. En la medida en que hay una conexión entre la actividad física y la salud, se establecen ciertos paralelismos entre la psicología de la salud y la psicología de la actividad física y el deporte (Rodríguez-Marín, 1991; Rodríguez-Marín, 1995; Rodríguez-Marín y Neipp, 2008). Sin embargo, es necesario disgregar dos aspectos muy diferentes que se entremezclan en esa vinculación. En primer lugar: la consideración del ejercicio y el deporte como una actividad preventiva y favorable para la salud y la prevención de la enfermedad, y en segundo lugar, su papel cuando el problema de salud ya se ha presentado. En este segundo caso, estaríamos hablando del deporte como un recurso más para atender y mejorar la salud dañada, generalmente englobado dentro del sub campo de intervención de la psicología del deporte en poblaciones especiales (personas con diabetes, con obesidad mórbida, con trastornos cardiovasculares, depresivas, etc., etc.).

En cuanto a la relación preventiva, es obvio que una buena práctica de ejercicio y deporte puede contribuir a mejorar la condición saludable de la persona (también empeorarla cuando se realiza mal o se sufre algún tipo de lesión o accidente), pero en el mismo sentido que alimentarse bien, trabajar de forma segura y satisfactoria, mantener buenas relaciones personales, experimentar un positivo y equilibrado estado de ánimo, viajar con seguridad y un largo etcétera de cuestiones que contribuyen a que una persona viva de manera más satisfactoria y saludable. Dicho de otra forma, la salud es un ámbito en el que también se incluye –o se debe incluir- el deporte y el ejercicio a todos los niveles de práctica, no existiendo pues coincidencia en cuanto a la especialización profesional. Se trata de niveles diferentes, que se engloban uno en el otro, junto con otros muchos campos de aplicación de la psicología y otras áreas científicas.

En conjunto, podemos señalar que no habría una equiparación entre la psicología de la salud y la psicología del deporte como profesión, ya que o bien se trata de una relación de subordinación, como la de cualquier actuación profesional ética y socialmente defendible, es decir, saludable, o se trata de un sub campo de intervención, el de las poblaciones especiales, que ni tan siquiera las agota, ya que algunos de estos grupos diferenciados lo son por cuestiones sociales y no por enfermedad (como los ancianos, menores en riesgo de exclusión social, población reclusa, etc.).

 

Ámbitos de actuación profesional en  Psicología del Deporte (COP, 1998; 2006 )

Ámbitos actuación (COP, 1998)

Ámbitos actuación (COP, 2006)

 

✔ Deporte de Rendimiento

✔ Deporte Base e Iniciación

✔ Deporte de Ocio y Tiempo libre

✔ Deporte de Rendimiento

✔ Deporte Base e Iniciación temprana

✔ Deporte de Ocio, Salud y Tiempo libre

✔ Poblaciones especiales

✔ Organizaciones Deportivas

 

 

Funciones a desempeñar en Psicología del Deporte (COP, 1998)

Áreas

Funciones

Evaluación y diagnóstico

Test y cuestionarios

Entrevistas

Técnicas y procedimientos de auto-observación y auto-registro

Registros de observación

Registros psicofisiológicos

Planificación y asesoramiento

Variables psicológicas

Rendimiento y/o actuación

Adherencia a la actividad

Consecución de objetivo

Habilidades sociales.

Intervención

Directa: entrenamiento psicológico

Indirecta: diseño y aplicación de estrategias psicológica

Educación y/o formación.

Actividades regladas: Cursos entrenadores,

Postgrados,...

Actividades no regladas: conferencias, encuentros deportivos.

Investigación.

Básica.

Aplicada.

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